En la actualidad, uno de los principales obstáculos para la integración de las personas migrantes son las prácticas discriminatorias. Estas son reforzadas tanto por individuos y comunidades a donde llegan las personas migrantes como por las leyes, las regulaciones y las políticas orientadas a restringir los flujos migratorios. En este artículo vamos a hablar sobre las formas en que el racismo y la xenofobia afecta a las personas migrantes, a las comunidades que les reciben y al propio desarrollo de un país.
La xenofobia es el conjunto de actitudes, prejuicios y comportamientos que rechazan y excluyen a personas, percibidas como extranjeras o ajenas a la comunidad, a la sociedad o a la identidad nacional. La Declaración de Durban señaló que la xenofobia contra las personas migrantes constituye una de las causas principales del racismo hoy en día. La xenofobia y el racismo tienen una consecuencia muy clara: la discriminación. Esta puede ser social, que es cuando se da en la comunidad cuando una o varias personas discriminan a otros; o institucional, cuando las leyes de un país regulan una situación que discrimina a un grupo de personas.
En ocasiones, la discriminación no es intencional, pues es producto de prejuicios que tenemos arraigados sin darnos cuenta. Sin embargo, es importante visibilizar nuestras acciones y las de otras personas a nuestro alrededor.
Entre algunos ejemplos concretos de actitudes xenófobas que podemos ver, están:
Discriminación laboral: el rechazo a personas extranjeras para un empleo por su nacionalidad, incluso estando altamente calificadas para el mismo.
Comentarios discriminatorios: manifestado en chistes o comentarios despectivos hacia personas de otras nacionalidades, culturas o grupos sociales.
Ataques físicos: con actitudes violentas hacia personas extranjeras por el simple hecho de no pertenecer a esa comunidad.
Políticas migratorias restrictivas: como leyes o normativas que dificulten la entrada o permanencia de personas en un país, basadas en su origen nacional.
Negación de servicios básicos: como atención médica, educación o vivienda a personas extranjeras, sin justificación válida.
El terminar con este tipo de discriminación es positivo para todos los actores involucrados, incluyendo nosotros mismos. De manera individual, nos aleja de sentimientos negativos y nos ayuda a desarrollar empatía hacia otros seres humanos, lo cual contribuye a nuestra salud mental. Asimismo, nos permitimos conocer nuevas culturas, tradiciones, costumbres y experiencias. Por parte de la comunicad, creamos un razonamiento crítico para evitar la desinformación y podemos contribuir a crear un cambio en la sociedad con solidaridad. De esta manera promovemos la inclusión para convivir en un entorno sano para todas y todos.
Para combatir la xenofobia debemos comenzar con nosotros mismos, Aquí te compartimos 10 acciones que puedes aplicar:
1. Estar abierto a probar nuevas experiencias: Puedes comenzar con intentar probar nuevos sabores, nuevos sonidos, ritmos, palabras, bailes, consejos, miradas; te ayudará a tomar decisiones sobre qué es lo que te gusta y no lo conocías, o qué es lo que no te gusta.
2. Ponerse en los zapatos del otro: Es comenzar a trabajar la empatía, haciéndonos preguntas como ¿qué sentirías si vivieras su situación? o ¿qué haría yo en su lugar?, para comprender los sentimientos y situaciones de los demás.
3. Reconocernos: No dar por hecho que nos conocemos, aprender a RE-CONOCERNOS.
4. Cuidar nuestro lenguaje: Recuerda que las palabras tienen un peso y hay que cuidar lo que decimos, ya que las palabras crean mundos. ¿Qué mundo quieres crear para ti y para los demás?
5. No generalizar: No califiques a todo un grupo de personas por actos particulares de unos cuantos. Todos somos únicos y distintos, por lo que no se nos debería equiparar con los demás.
6. No dejarse manipular: Reflexiona sobre la información que consumes y compartes. No te dejes llevar por las noticias que buscan y fomentan odio.
7. Ser punto de apoyo: En la medida de tus posibilidades y de las oportunidades que la vida te da, sé una persona solidaria que apoya a quienes se encuentran lejos de su hogar, sin una red de apoyo.
8. No te hagas daño: Comprende que el odio y la discriminación no solo le causan dolor y daño emocional y físico a quien la sufre, sino también a quien la ejerce.
9. Tener puentes desde nuestras acciones: Obrar de tal forma que lo que hagamos cree espacios para que las personas que nos rodean avancen junto a nosotros, comenzar a fomentar la comprensión y la empatía.
10. Siempre sumar: Realizar acciones positivas que sumen y ayuden a las personas, y no las entorpezcan, ser una persona positiva para ellas y ellos.
¡Recuerda!
Si no logramos liberarnos de la xenofobia, esta puede traer implicaciones negativas para las personas afectadas debido que no se pueden integrar en su totalidad en la sociedad, convirtiéndose en una barrera para el acceso a ciertos derechos. La discriminación por nacionalidad vulnera derechos, dado que las personas salen huyendo de sus países y no cuentan con una red de apoyo, por lo que debemos ser personas solidarias y empáticas hacia ellas. El desprendernos de la xenofobia facilita la inclusión, abriendo una oportunidad de crecimiento cultural, social y económico de la sociedad.
Si tienes preguntas o necesitas más información, ¡no dudes en comunicarte con nosotros!
Escríbenos a través de WhatsApp o Messenger, y sigue nuestras publicaciones en Facebook.
Fuentes de información:
https://www.somospanascolombia.com/entrenamiento-para-liberarse-de-la-xenofobia/
https://blogs.iadb.org/migracion/es/que-es-la-xenofobia-y-como-se-manifiesta/